miércoles, 9 de junio de 2010

Reflexiones como individuo docente

Algo que me impresionó sobre el pensamiento complejo y lo que sobre él he leído, es que nos desborda: no podemos aprehenderlo todo, porque "todo" es más que nosotros. Me he sentido frustrada porque no he podido definir lo que es el pensamiento complejo, ya sé, ya, que precisamente ésa es una de sus características ¿cómo definir lo que no se puede abarcar? Pero debo confesar que me deja un sentimiento de vacío, de ansia, quisiera tan sólo, saber.
Precisamente creo que este querer saber es lo que nos vuelve humanos, existe o debería existir una sempiterna pregunta en cada uno de nosotros: "¿Por qué?". Somos una raza curiosa, no podemos evitar la búsqueda, la hipótesis, ni la experimentación y lo mejor de todo, siempre hay algo nuevo que buscar, siempre surgen nuevos porqués que buscamos responder y este camino nos ha hecho evolucionar, es decir, cambiar.
Claro que los resultados de las investigaciones y los avances científicos y tecnológicos, nos han llevado al punto en el que nos encontramos ahora: hemos sobrevivido, tenemos ciertas comodidades (como especie, pues hay individuos en terribles situaciones), pero también hemos descuidado nuestra ansia de conocimiento: reducimos, simplificamos, ignoramos, aceptamos lo que otros dicen y no nos tomamos el trabajo de buscar más; al contrario, las investigaciones, en vez de despertar nuestra curiosidad, despiertan nuestra pereza. Hablo por supuesto del grueso de NUESTRA población, bueno, en realidad hablo de la población que yo conozco.
La humanidad ha hecho mucho, cierto, la humanidad ha tenido creencias por las cuales se ha regido y que después ha rechazado y he ahí nuestro error: somos lo que somos, gracias a lo que hemos sido. ¿Nos hemos equivocado? ¿Hemos cambiado de opinión? ¡Gran cosa! Todos nos equivocamos, todos cambiamos de opinión, pero empeñarnos en negar lo que fue, es negarnos a nosotros mismos. Sonará a cliché, pero me parece cierto: hay que aprender de nuestro pasado, no estamos tan perdido, siempre haremos algo rescatable.
Mas me parece que nos costará trabajo aceptar que aquello en lo que hemos creído toda nuestra vida no es el único camino, que hay muchos que se pueden recorrer y muchos que se pueden crear, siempre resulta más fácil, pero menos divertido, aunque también menos frustrante, aceptar lo que ya se nos da hecho, que realizar nuestra propia búsqueda.
Nuestra adquisición del conocimiento, está determinada por las líneas en las que hemos sido educados, nuestras formas de concebir la vida y las ideas de los otros sobre lo que debemos ser ¿Cómo no nos damos cuenta de nuestra complejidad si somos el resultado de un montón de cosas, menos, por lo general, de nosotros mismos? Y esto es lo que debemos aprender: las cosas ya están, las cosas las han dicho, las cosas las han estudiado; no estamos solos en el universo, pero yo individuo, puedo tomar algo de lo existente para crearme en adelante, que no haré las cosas yo solo y completamente por mí mismo, es algo que hay que aceptar y por lo cual debemos sentirnos aliviados.
La cultura escrita está devaluada y a la vez, sobrevaluada, todo por que la sentimos ajena a nosotros y porque pensamos que es inerte ¿quién la ha hecho? Nosotros (como especie), pero sentimos que si está escrito es definitivo, al mismo tiempo que evitamos apropiárnosla, es como el señor que va a nuestro lado en el metro y al cual no volveremos a ver: no significa nada para nosotros y aunque se mueva, difícilmente lo consideramos un igual, pero lo cierto es que está vivo. Pues así con los textos, ellos son, ellos hablan, ellos se relacionan; nos informan, nos dicen, nos enseñan; platicamos y nos peleamos con ellos; desarrollamos un vínculo con ellos y lo compartimos con los que nos rodean. Que tire la primera piedra quien nunca le ha platicado, con infinita emoción, una historia o la nueva información que hemos obtenido de un libro o una revista o un periódico o una página de Internet a un amigo.
El punto es, que hemos dejado de preguntarnos ¿por qué? y, pensándolo bien, creo que es lo que deberíamos fomentar en los estudiantes, no tengo idea de cómo hacerlo, pero lo creo. He intentado que ellos hagan sus propios descubrimientos, no han encontrado la piedra filosofal y cuando mucho encuentran lo que ya está probado, comprobado y hasta refutado, pero lo encuentran ellos mismos, aunque debo confesar que me resulta más comodo llegar con la información que yo tengo y exponerla, punto menos a mi favor. He tratado de que se muestren ellos mismos, que trabajen según lo deseen dentro de las líneas que el programa me marca. Claro que mi educación ha sido más artística que científica (aunque sostengo que el estudio de la Literatura es una ciencia) y es hacia donde dirijo a los estudiantes, esperaría que, al menos, se llevarán "una bonita experiencia", por lo demás, tengo deficiencias en mis métodos, quizá también yo, debo hacer mis propios descubrimientos.
Para terminar, algo anecdótico. Una noche, en un documental sobre viajes en el tiempo, un físico comentó que le parecía sumamente importante encontrar los bucles que nos permitirían viajar en el tiempo, pero que, a la vez, para él era muy divertido y que también por eso lo hacía. ¿Diversión a la hora de obtener conocimiento? ¡Es la idea más genial que puede existir! Debo entonces, encontrar la manera de que mis estudiantes se diviertan con la literatura; hay que presumir que lo que leen los impresiona favorable o desfavorablemente, pero casi siempre lo relacionan con su cotidianeidad, lo cual me hace feliz. Por último, cuando un estudiante preparaba su protocolo para presentar su problema eje sobre Harry Potter, le pedí que redactara un párrafo en el cual explicara cuál era la finalidad de su trabajo, él me respondió: "para saber."

3 comentarios:

  1. ¿Y qué no lo complejo no se puede entender y definir del todo justo porque no es algo acabado? ¿No sería el proceso por el cual nos construimos y nos deconstruimos?
    Creo que los temores que tenemos al reconocer que algo no nos sale bien o algo no sabemos viene de las viejas formas, que, dicho sea de paso, también creo que no están del todo mal. Y supongo que de eso se trata, de tomar lo que si nos sirve del antes, de nosotros mismos y de los otros, para crear un antimétodo propio que siempre podrá cambiar.
    Creo que a pesar de que los cambios nos pueden aterrar, son la mejor señal de que seguimos vivos... Me resulta más sencillo todo este asunto cuando pienso en las crisis personales, en los cambios a los que la vida te lleva aunque no quieras. tomas lo que te sirve y te reconstruyes. ¿No es algo similar?

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  2. Cristal:
    El asoro es el instrumento de la mente para reaccionar ante lo verdadero, la impotencia es el sentimiento que nos quiere impedir que emprendamos ese largo camino, recuerda tu poder, el milenario, sigue tu camino aunque suene a cliché...

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  3. Desde luego que nacemos en un mundo ya hecho, ya prefabricado y lo único que nos hacen, no por nuestra propia voluntad, es insertarnos en él; ahora bien, si ya estamos insertos y, hasta cierto punto determinados por un mundo tal, por que no hacerlo a nuestro modo, entiendo la subjetividad de mi propuesta, pero si no es así, entonces la realidad sería de otros y no nuestra. Cierto es lo que escribes respecto al ser lo que se ha sido, y me recuerda un poco a Sartre, en el sentido de que "cada uno es lo que hace de sí mismo" pero obviamente somos a partir de lo que -también- nos han hecho. No es posible renunciar a todo, es indispensable un ancla a la cual asirse, unos cimentos intelectuales, porque tampoco es posible vivir como hoja que el viento revuelve, es preciso un punto de referencia el cuál no se va a mover y ese, es el verdadero trabajo de investigación individual, autodeterminarse.

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